Fauna de Sierra Nevada

Cabras monteses en Sierra NevadaFotografía: rjime31

Habitantes de las altas cumbres

Los riscales de las cumbres pueden parecer desprovistos de vida pero, si se observa más detenidamente, es posible encontrar multitud de organismos adaptados a las condiciones climáticas de la zona.

El topillo nival excava galerías en los pastizales más altos, permaneciendo activo durante los largos meses en que su medio se halla cubierto por la nieve. Comparte el entorno con el acentor alpino que presenta un llamativo y confiado comportamiento ante la presencia humana. Estos dos son los únicos vertebrados residentes en las cumbres durante todo el año, si bien se suele observar la presencia invernal ocasional de la comadreja y la perdiz roja, habitantes comunes en las zonas bajas.

Fauna de Sierra Nevada

El zorro es un depredador que merodea por los matorrales oromediterráneos y los borreguiles durante el verano, época en la que hacen acto de presencia e incluso nidifican en los prados y pedregales de las cumbres aves de pequeño tamaño como la alondra, la collalba gris, el colirrojo tizón y el vistoso roquero rojo.

Cuando las nieves desaparecen, los roquedos y prados son frecuentados por bandos de chovas piquirrojas. Sus colonias de cría se instalan en los farallones rocosos de niveles inferiores.

Aves de Sierra Nevada

El águila real es la rapaz suprema de la sierra. Desde el cielo, se alza majestuosa en busca de su futura presa, a la que puede localizar a más de 3 kilómetros de distancia. Su potente vista, sus patas robustas terminadas en poderosas garras, el pico ganchudo y su velocidad son esenciales para que el águila tenga éxito en su empresa. Cada pareja dispone de varios nidos instalados en las repisas más discretas de las cabeceras de los barrancos.

Aguila real de Sierra Nevada

Otras aves que no crían en las cumbres pueden hacer acto de presencia durante su migración otoñal, como el mirlo capiblanco y los bandos de milanos negros o cernícalos. Grupos de buitres leonados procedentes de sus colonias establecidas en sierras alejadas del territorio suelen dejarse ver ocasionalmente en el espacio aéreo de Sierra Nevada.

A estas alturas también suele ascender durante la temporada estival la cabra montés o íbice ibérico en busca de gramíneas; en invierno, las monteses bajarán a zonas más resguardadas de las inclemencias del tiempo. En Sierra Nevada, la presencia de esta especie es significativa y en los últimos años ha ido en aumento debido a la protección de la que es objeto.

Cabras monteses en Sierra Nevada

El grupo más diverso de entre todos los animales típicos de las altas cumbres es el de los insectos, con numerosas especies exclusivas, adaptadas al corto período hábil para el crecimiento y la reproducción que el ambiente alpino permite. Son más abundantes en los prados húmedos, en los que es fácil identificar al escarabajo Iberodynodes baeticus, por el color verde metálico característico de sus élitros.

Tan pronto el deshielo alcanza los borreguiles y la vegetación a su alrededor reverdece con vigor, se pueden encontrar numerosas mariposas o lepidópteros endémicos, destacando la conocida como apolo de Sierra Nevada o Parnassius apollo nevadensis.

Insectos de Sierra Nevada

Entre las rocas aparecen también saltamontes sin alas como Eumigus rubioi, y otros de color negro como Baetica ustulata. Ambos caracteres son adaptaciones muy frecuentes entre los insectos exclusivos de las cumbres: de poco sirven las alas en el reino de los vientos. Por el contrario, los pigmentos oscuros sobre las corazas y esqueletos externos permiten captar mejor el calor de los rayos solares. Cuando la temperatura del suelo aumenta, desarrollan su actividad bajo las piedras las decenas de especies de hormigas y otros artrópodos.

La fauna de los bosques y matorrales

Entre las aves que crían en los encinares y marojales de la sierra cabe destacar por su familiaridad al arrendajo y el mirlo común. Son los primeros en delatar con sus graznidos y trinos al caminante que se interna en las zonas boscosas y suelen dejarse ver incluso al paso de los coches, cruzando las carreteras que rodean la sierra.

Fauna de Sierra Nevada

Fauna de Sierra Nevada

Aquí también se encuentran el agateador común, la paloma torcaz y el pito real, único pájaro carpintero de estas montañas. Con ellos comparten el hábitat pajarillos como el herrerillo común y los carboneros común y garrapinos.

En primavera acude a nidificar a los bosques de los barrancos la llamativa oropéndola, de intenso color amarillo, y la no menos vistosa tórtola común y el hábil cuco. También crían en los árboles una larga lista de pajarillos entre los que hay que destacar al reyezuelo listado, el mosquitero común, el escribano montesino, la curruca capirotada o el pinzón vulgar.

Entre los mamíferos, el tejón, el turón, la comadreja común, la jineta, la garduña, la ardilla común y el jabalí se encuentran en las zonas más espesas y frondosas de los bosques.

Fauna de Sierra Nevada

En cuanto a los insectos, cabe mencionar al Pseudolucanus barbarossa, un tipo de ciervo volante de apéndices faciales cortos, y al escarabajo de color negro intenso Carabus dufouri.

La presencia de árboles envejecidos permite la existencia de hongos, microorganismos e insectos xilófagos, devoradores de madera, y de toda una compleja comunidad de invertebrados: gusanos, caracoles, arañas y artrópodos en general. Ellos completan la diversidad del bosque y hacen posible la alimentación de pequeños mamíferos como la musaraña, otros de gran envergadura como el erizo común, anfibios como la salamandra y diversas aves.

Fauna de Sierra Nevada

En los bordes y claros de los bosques, entre sus matorrales asociados, la mayor insolación del suelo favorece la presencia de reptiles como la lagartija cenicienta, los eslizones tridáctilo e ibérico o la culebra de escalera. En los pedregales apenas cubiertos por piornos y genistas, ambientes más expuestos y térmicos, viven el lagarto ocelado y la culebra cogulla, y en las zonas basales la víbora hocicuda, la culebra bastarda, la de herradura y la lagartija colirroja.

Zorro de Sierra Nevada

En los ríos y bosques de ribera

La trucha común mantiene poblaciones autóctonas en los tramos medios y altos de los ríos de la sierra. Muchos de estos cursos fluviales son repoblados con truchas de piscifactoría para potenciar las poblaciones, dada la gran demanda que el turismo gastronómico genera. La trucha arcoíris ha sido introducida y está presente en los tramos bajos.

El gallipato es el anfibio más característico de las aguas remansadas o estancadas. Puede llegar a alcanzar 10 cm de longitud y es muy resistente a la turbidez, habitando en aljibes, charcas y lagunas. En estos hábitats de la sierra son muy comunes otros anfibios como la rana común, la ranita de San Antonio o el sapillo pintojo. También crían en sus aguas los sapos corredor y común. Acuden a depositar y fecundar sus puestas, pasando el resto de su vida en los bosques y prados de los barrancos.

Fauna de Sierra Nevada

En los ríos más limpios, donde la diversidad y abundancia de insectos y pececillos son altas, habita el mirlo acuático, un ave capaz de bucear y levantar piedras con el pico bajo el agua a la búsqueda de las larvas de frigáneas y efémeras, insectos exclusivos de aguas limpias, de los que se alimenta. Instala su nido en los agujeros de las rocas y paredes cercanas a la corriente.

También son aves típicas de los ríos la lavandera cascadeña, fácil de distinguir por su pecho amarillo y su larga cola blanca y negra, que balancea cuando se posa en las piedras del cauce, y el vistoso martín pescador, de color azul escarlata, que se zambulle para capturar pececillos con su largo pico. Mantiene poblaciones autóctonas el cangrejo de río, el invertebrado fluvial más característico.

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